Potaje de vigilia. Garbanzos, con espinacas y bacalao
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300 g. de garbanzos secos (sin remojar)
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300 g. de bacalao desalado
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250 g. de espinacas frescas
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2 cebollas medianas
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4 dientes de ajo
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1 huevo
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1 rebanada de pan
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1 cucharada de postre de pimentón de la Vera (agridulce o dulce)
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1 hoja de laurel
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Aceite de oliva virgen extra
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Sal (al gusto)
Antes de cocinar. Bacalao, garbanzos y espinacas
- 1. Uno de los pasos
importantes es la elección de los garbanzos, los tienes como legumbre seca o ya
cocida y puedes encontrar varios tamaños.
- 2. El día anterior
ponemos los garbanzos en agua templada con una cucharadita de sal y los dejamos
en remojo durante la noche, normalmente 12 horas.
- 3. Debemos lavarlos
después para quitar posibles impurezas y que no se nos cuele ningún garbanzo
estropeado que nos pueda fastidiar un diente, lo digo por experiencia. Pasado
ese tiempo sólo nos quedará escurrir y apartar hasta el momento de preparar el
potaje.
- 4. Si vais a emplearlos
ya cocidos lavadlos muy bien sin que quede ningún resto de la gelatina que
rodea al garbanzo y añadidlos al final de la cocción del guiso, sólo para que
se impregnen bien del sabor del resto de los ingredientes.
- 5. Debo reconocer que
este tipo de garbanzos ya cocidos y envasados en tarro de cristal ahorran mucho
tiempo en la cocina, aunque es mejor usarlos para otro tipo de platos como un hummus o una ensalada.
- 6. Igual recomendación
con las espinacas, mejor frescas que congeladas o enlatadas. Deciros que
también podéis sustituirlas por acelgas, le van perfectas a este potaje.
- 7. Para ahorrar tiempo y
que no nos lleve 2 días la receta, he optado por un lomo de bacalao ya
desalado, de buena calidad. Le pediremos al pescadero/a que nos retire la
piel, ya que en este plato solo usaremos la parte carnosa de este pescado.
También podéis comprarlo ya desmigado.
Cocción de los garbanzos
Para cocinar los
garbanzos podemos optar por la manera tradicional, una hora y media a fuego
lento en una olla, o por la más práctica, usando la olla express.
Con ella en tan sólo
15-20 minutos tendremos listos los garbanzos. En la olla rápida echamos un
litro de agua, 2 dientes de ajo pelados, la hoja de laurel y los garbanzos ya
remojados.
Cerramos, ponemos a
fuego alto y cuando comience a salir vapor, bajamos a fuego bajo y cocinamos 15
minutos.
Preparación del sofrito y los huevos cocidos
Mientras se cocinan
los garbanzos vamos a preparar el sofrito. Picamos fino uno de los dientes de
ajo y pelamos el otro. Pelamos las cebollas y las picamos en juliana pequeña.
En una sartén amplia
vertemos aceite de oliva virgen extra y freímos el ajo a fuego medio. En cuanto
empiece a “bailar”, vemos que coge un tono dorado, retiramos el diente de ajo
entero.
Añadimos la cebolla y
seguimos sofriendo. Salamos al gusto. Cuando esté pochada, apagamos el fuego y
dejamos atemperar un poco el aceite.
Añadimos una cucharada
de postre de pimentón de la Vera y removemos bien para que se integre
perfectamente con el sofrito. Reservamos.
En un cazo pequeño
ponemos agua a hervir. Cocemos el huevo, que luego utilizaremos
al final de la receta.
Pasado el tiempo de
cocción de los garbanzos. Dejamos que se libere todo el vapor de la olla antes
de abrir.
Pasamos el caldo
colado a otra cazuela junto a los garbanzos (que no vaya el ajo ni el laurel).
Cocción del potaje de vigilia y presentación final
Ponemos esta cazuela a
fuego medio. Cuando empiece a coger temperatura, vertemos el sofrito y removemos
bien.
Echamos ahora en
varias tandas las espinacas, que en poco tiempo irán reduciendo su tamaño.
Rectificamos de sal y
dejamos cocinando un par de minutos.
Desmigamos el bacalao
en trozos que luego podamos comer de un bocado.
Añadimos a la cazuela y
la movemos “en vaivén” (por las asas) para que se vayan mezclando todos los
ingredientes. Bajamos a fuego bajo.
En 5 minutos estará
listo nuestro potaje, pero mientras tanto vamos a preparar el toque final.
En una sartén con un
poquito de aceite de oliva, freímos la rebanada de pan (mejor si es de bolla).
Vuelta y vuelta hasta que esté dorada y crujiente.
En un mortero echamos
el pan frito desmenuzado y el diente de ajo que teníamos reservado. Machacamos
y hacemos un majado.
Pasados los 5 minutos
desde que echamos el bacalao. Añadimos el majado anterior.
Con este truco le
daremos consistencia al caldo y un sabor muy rico.
Pelamos el huevo
cocido, lo cortamos en pequeños trozos. Lo añadimos a la cazuela justo antes de
servir en la mesa. Servimos bien caliente.
A disfrutar de este delicioso plato de cuchara que
sienta de maravilla, incluso en días que no haga tanto frío.
Consejos para un potaje de vigilia de rechupete
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Este potaje no es solo para tomar durante Semana Santa, podéis consumirlo
durante todo el año. Vuestro cuerpo os lo agradecerá.
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El bacalao fue un ingrediente lógico para este
potaje. Ya que era el pescado que más abundaba en las zonas de interior,
lejanas a la costa. Siempre estaba disponible bacalao en salazón de buena
calidad, en cualquier época del año.
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En cuanto a los garbanzos, en España hay muchas variedades. Según en
donde viváis encontraréis una u otra. A mí particularmente el que más me gusta
es el garbanzo castellano. Con un tamaño mediano o grande, con forma esférica
y de un color amarillo muy característico.
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Os recomiendo que utilicéis garbanzos secos, en vez de los envasados o
enlatados. Con los secos también controlaremos mejor el punto de sal durante la
elaboración. Si aun así empleáis garbanzos ya cocidos, debéis sustituir el
caldo de la cocción de los garbanzos por un caldo de verduras o pescado.
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